La caja
- Jesús Omar Rodríguez
- 2 jun 2019
- 1 Min. de lectura

Anoche me visitaste en un sueño.
Me sorprendió verte llegar, traías ese peinado de una trenza ancha que tanto me gusta verte lucir, una blusa clara sin mangas que dejaba ver el hermoso tono de la piel de tus brazos.
Cargabas una caja de cartón, no dijiste nada, no sonreíste; inexpresiva me la entregaste, te diste media vuelta y te alejaste.
Me quedé viendo tu silueta hasta que te perdiste, entonces, teniendo la caja aún en mis brazos, (de la cual sobresalían unas tazas y algunos platos) me avoqué a revisar su contenido.
Fui sacando y devolviendo uno a uno esos objetos que, sin jamás haberlos visto, me resultaban tan familiares.
Eran las tazas del café que nunca compartimos en esas tardes de charla interminable inexistentes. Los libros que nunca te di y otros tantos de los que jamás hablamos. Una flor seca que, cuando fresca, tu mano nunca recibió; tres cartas que la tinta de mi pluma no impregnó y ocho canciones para ti que no me escuchaste. Cuatro fotos nunca capturadas, ese recado que no me enviaste y una sonrisa a mediodía que imprudente me apropié.
Cerré los ojos un momento y, cuando los abrí, me encontré con que la caja estaba vacía.
Comprendí entonces que tu "No me interesa" no era para los libros que compartía contigo, sino para una vida donde estuviéramos presentes...
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