Exilio (Canto a Pluviosilla)

Exilio de tu abrazo de llovizna decembrina entre calles desiertas.

Del rumor eterno de tu río, de la niebla vespertina y del chirrido de los grillos al caer la noche; esporádicas luciérnagas.

Del aroma de los comales de barrio, el pan recién horneado, los pambazos de piquito. De los tacos en la canasta, el champurrado humeante y hasta el chileatole.

De tu alameda, cuna de malogrados amores y tu catedral, altar de nuestras devociones.

Del placer de sumergirme en tus cuerpos de agua, de tus cerros y la vista de ti me ofrecen.

Exilio de mis seres queridos y los que no lo son tanto; de conversaciones pendientes, que no podrán ya existir jamás.

De mis recuerdos y mis olvidos, algunos deseados, otros sentidos. Ambos siguen vagando juntos entre tus plazas, callejas y por todos tus rincones, esperando con nostalgia mi regreso, como yo mismo lo ansío.

Exilio de ti y hasta de mi mismo cuando me abruma añorarte entre estas calles tan ajenas que recorro, por si acaso encuentro en ellas un retrato de las tuyas. Abrasadas por el sol en pleno invierno, ignorantes de neblinas. ¿Cómo podría..?